Nuestras Prácticas
La mayoría del cambio y la transformación que experimentamos con Dios, ocurre en comunidad y en las relaciones significativas. Nuestros grupos Café proporcionan un lugar seguro para observar la libertad y la redención que Jesús vino a dar, y que otros perciban lo mismo. Nos reunimos en grupo con otros creyentes para animarnos, desafiarnos y amarnos unos a otros como la familia de Dios.
Jesús hace un énfasis claro en encontrar paz y descanso en Él. La práctica del Shabat nos enseña a renunciar al control y dejar la productividad y la apariencia. Descansamos cada semana para recordar que nuestra identidad es más importante que lo que hacemos por Dios. El descanso semanal del trabajo nos conecta con Dios y nos enseña que él está en control. Fuimos creados para relacionarnos con Él, y no solo para producir para Él.
La soledad nos ayuda a silenciar las voces para escuchar claramente a Dios y conectarnos con Él. Todos somos influenciados por lo que nos rodea. Cuando encontramos tranquilidad y soledad, desarrollamos una mayor comprensión de nuestras emociones, pensamientos y la perspectiva de Dios en nuestras vidas. Es por eso que la práctica de soledad nos ayuda a eliminar las influencias dañinas y discernir la voluntad de Dios.
Al leer, estudiar, memorizar y meditar en la Biblia puedes escuchar la voz de Dios. Así mismo, desarrollar relaciones, discernir Su voluntad y propósito para nuestras vidas, y descubrir la verdad. Antes de comenzar tu día Dios tiene algo para decirte. Entonces, al estudiar la Biblia diariamente nos conectamos y aprendemos de Dios.
La oración nos permite conocer el corazón de Dios y compartir nuestros corazones con Él. La oración es poderosa y a menudo cambia nuestra perspectiva y circunstancias. Es por eso que al orar diariamente le expresamos nuestras emociones (lo bueno y lo malo), permitimos que Él dirija nuestro pensamiento y le pedimos que se mueva en nuestras vidas y nuestro mundo.
El ayuno nos enseña a hacer a un lado nuestros deseos (buenos o malos) por un tiempo a cambio de algo mejor. Aprendemos a tener hambre de las cosas de Dios más de lo que nuestra carne quiere. Nos prepara para luchar contra la tentación y fortalece nuestra determinación espiritual. Nos abstenemos de comer o ver televisión, redes sociales, noticias, etc. durante un período de tiempo establecido durante al año para escuchar la voz de Dios, y renovar nuestra hambre espiritual a sus propósitos en nuestra vida.
Compartimos nuestra fe con los demás porque si realmente hemos visto la gracia de Dios y lo amamos, buscaremos que otros experimenten lo mismo. Compartir la Fe aclara nuestra comprensión de la Palabra, nos recuerda todo lo que Dios ha hecho por nosotros, y ayuda a los demás a experimentar su amor. Compartimos el Evangelio (que Jesús vino y murió para relacionarnos con Él) dondequiera que haya oportunidad de presentar a otros el mismo amor que cambió nuestras vidas.
Jesús modeló un liderazgo de servicio mejor que cualquiera que haya caminado por el planeta, y luego nos desafió a vivir de la misma forma. Cuando servimos, se nos recuerda que nuestros problemas no son los únicos, que el mundo es más grande que nuestros problemas. Así, encontramos alegría al ayudar a otros a superar sus luchas. A través del servicio encontramos vida y ayudamos a otros también a encontrarla.
La historia del Evangelio se puede resumir en dos palabras: Dios (el sujeto), entregó (el verbo). Si queremos reflejar la imagen de nuestro Creador, debemos estar dispuestos a vivir extravagantemente generosos. Debemos estar dispuestos a dar de nuestro tiempo, habilidades y finanzas. Reflejamos la generosidad de nuestro Creador al compartir el amor y la esperanza del Evangelio a través de nuestras donaciones.